El casco. La nieve. El eterno debate. Cada año, cuando se aproxima la temporada de esquí, surge de nuevo la polémica. ¿De verdad es necesario el casco para disfrutar de la nieve con seguridad? La respuesta es sí. Rotundamente, sí.
El casco puede evitar una lesión grave
En primer lugar, está comprobado que este material puede evitar una lesión grave o, incluso, la muerte, en caso de una mala caída o de cualquier otro accidente. Para esquiar, lo más recomendable es un casco rígido, integral, que cubra las orejas. La razón es que, en este deporte, son frecuentes las caídas laterales. En cambio, para practicar snow, puede utilizarse un elemento con protecciones más blandas. De cualquier modo, los amantes de la nieve están cada vez más concienciados de su uso en pistas. Lo que sí que tiene que tener claro el usuario a la hora de adquirir un casco es que se ajuste a sus necesidades -no todos valen- y que esté homologado. Es la mejor prevención frente a un traumatismo que puede resultar fatal.
El debate tiene su origen en el hecho de que el esquí no está considerado un deporte de riesgo
El debate tiene su origen en el hecho de que el esquí no está considerado un deporte de riesgo y, por lo tanto, el uso del casco no es obligatorio. Desde hace años, en el caso de los adultos, es recomendable, pero no obligatorio. A excepción de las algunas zonas de freeride o freestyle expresamente señalizadas. No ocurre lo mismo con los menores, que tienen prohibido acceder a la mayoría de las pistas si no llevan casco. Aunque la tendencia a usarlo es cada vez mayor, todavía queda mucho por hacer en este ámbito.
Las estaciones de esquí son conscientes de que el uso de este elemento de seguridad puede evitar muchos problemas, tanto al usuario como a los propios centros invernales. Por eso, en muchas de estas instalaciones ya existe la posibilidad de alquilar el casco por días, al igual que el resto del material.
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