Los niños y el esquí
Últimamente es muy frecuente encontrarse a coloridos seres diminutos deslizándose como balas sobre las pistas de esquí, son una especie de pequeñas hormigas atómicas, atrevidas, veloces y sin ningún rastro de miedo en forma de niños con esquíes y bastones.
Con el objetivo de que estéis preparados para la próxima temporada, Planesqui.com os ofrece una recopilación de vídeos y consejos para lidiar con ellos de la forma adecuada.
¡Estad siempre alertas y vigilantes a vuestro alrededor!
¡Nunca se sabe cuándo pueden aparecer…!
Si alguno de vosotros tiene una criatura de estas en casa y está pensando en enseñarle a esquiar, os sugerimos unos útiles consejos.
Seguridad. Los niños y la seguridad esquiando
Con protecciones y buena ropa de abrigo nos anticiparemos a posibles imprevistos que pueden arruinar sus primeros pasos en la nieve. Es imprescindible un buen casco y no se recomienda el uso de bastones hasta que no consigan un buen equilibrio.
Diversión. Un niño aprende el deporte de la nieve divirtiéndose
Nacemos para pasárnoslo bien. Es fundamental que el contacto con la nieve sea divertido. Para ello muchas estaciones cuentan con jardines de nieve donde, bajo la supervisión de profesionales, los más pequeños aprenden a deslizarse esquiar jugando.
Sobre los 3-4 años ya pueden ponerse unos esquís, pero el aprendizaje debe de ser lúdico y adaptado. Para un niño pequeño el equipo de esquí es muy incómodo, y si además tienen a un mayor incordiándole, no querrán volver.
Aprendizaje. Los mozalbetes deben dosificar su aprendizaje
Debemos dosificar el aprendizaje y respetar los ritmos de cada uno. Si un niño se divierte esquiando deseará seguir haciéndolo y tiene por delante toda una vida para aprender.
Las primeras clases de esquí deben estar adaptadas a su edad. Por eso recomendamos contratar a los profesores de las estaciones, ya que cuentan con la experiencia y la paciencia necesarias.
Debemos estar muy atentos a sus emociones. Detectar si tienen frío, calor o están muy cansados. Forzarlos innecesariamente solamente servirá para que cojan manía a este deporte.
Si seguimos estas 3 reglas de oro, podremos transmitirles “el gusanillo blanco” a estas geniales criaturas, que algún día, nos acabarán enseñando a nosotros a esquiar mejor.
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