Es tu primera salida a la nieve, te dispones a hacer la maleta y metes lo normal, lo que toda
persona llevaría para un viaje en invierno: guantes, gorros, bufandas, calcetines, abrigos…
vamos, ropa para pasar el menor frío posible. Pero, hacen falta otras cosas, materiales
fundamentales para tener un buen recuerdo de este primer viaje.
Antes de nada, es fundamental que basemos nuestra elección en dos premisas principales; no
pasar frío y sobre todo, tener la movilidad necesaria para poder reaccionar ante imprevistos y
evitar lesiones.
Teniendo en cuenta esto… ¡Hagamos la maleta!
1.- Ropa.
Vale, la ropa de invierno ya está metida. Ahora añadiremos ropa térmica que sea
transpirable por aquello de no pasar frío, y el mono de esquí o en su defecto ropa
impermeable para no mojarnos. Todo ello debe ser cómodo. Tengamos en cuenta que, en
cierta manera, nuestra seguridad depende de ella. Acordémonos de la movilidad.
Las gafas de sol son un elemento que no debemos olvidar bajo ninguna circunstancia. Son
imprescindibles ya que los riesgos aumentan (¡la nieve refleja hasta un 80% de la luz solar!).
Igualmente es importantísimo el casco para evitar daños en la cabeza en alguna mala caída.
Asimismo… ¡No olvides las prendas de recambio!
2.- Bolsa de aseo.
Cepillo, pasta de dientes, colonia, desodorante, peine… materiales de uso
diario que cada uno escogerá a su antojo pero ¡mete cremas! pero… ¿cremas? ¡Si no voy a la
playa! No nos confundamos, es en la montaña donde más cerca estás del sol, donde sus rayos
son más peligrosos debido a su reflejo en la nieve. Razón por la que es necesario usar un
protector solar y, al fin de la jornada, cremas hidratantes para reparar los daños.
El frío, también, reseca y deshidrata nuestra piel con facilidad. En los labios lo notamos
prontísimo, se nos rajan y salen heridillas que pueden llegar a sangrar y son muy dolorosas.
¡Evitémoselo con bálsamos labiales!
Maleta hecha y ¡a disfrutar!
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